Cristian Vallejos, militante del partido liberal, aseguró que en Argentina la inseguridad crece y que “mientras la Justicia siga protegiendo a los que la generan va a ser difícil o imposible controlarla”. Además, y en relación a esta problemática, realizó una severa crítica a la clase política tradicional: “Si la política no fuera un negocio, muy pocos estarían en ella”.
Diego Sarna no es el único miembro de Avanza Campana – Avanza Libertad con cosas para decir. En las últimas semanas, Adriana Pozzi se refirió con mucho tino a las problemáticas en torno a la educación y a “la grieta” en el actual contexto de pandemia de Covid-19. Ahora quien alza la voz es Cristian Vallejos, otro de los activos militantes del partido de ideario liberal.
El tema al cual se refirió es uno de los que más preocupa al vecino de a pie, casi al mismo nivel que el de la economía diaria: la inseguridad. De acuerdo a Vallejos, la misma ha ido creciendo con el transcurso de los años y cada día se hace más difícil controlarla.
“Hay ciudadanos, la mayoría militantes, que se alinean ideológicamente con sus líderes políticos y defienden a los delincuentes por considerarlos ‘víctimas’ de la sociedad. Lo hacen amparándose en una retorcida interpretación de los derechos humanos. Claro, derechos humanos que no se tuvieron en cuenta ni se aplicaron con las verdaderas víctimas de la inseguridad que tenemos a diario”, comenzó explicando, y rápidamente aclaró: “por suerte, los que piensan así son una minoría social. El problema es que gobiernan el país”.
De acuerdo a Vallejos, es imposible progresar en un país cuya justicia no penaliza a los que delinquen y atentan contra la integridad y la libertad de terceros. Según su razonamiento, “nuestros padres nos enseñaron a afrontar y a superar los problemas con trabajo, con esfuerzo, con dedicación, y con educación. Que ese era el camino para salir adelante y poder darle una vida digna a nuestros hijos. Pero en este país, en un abrir y cerrar de ojos un delincuente puede arrebatarte todo y seguir su vida con absoluta tranquilidad e impunidad, porque la justicia no sólo no hace nada con ellos, sino que aparte los premia victimizándolos”.
El joven dirigente está convencido de que la clase política tradicional – la que él llama “profesional”- es la responsable de esta situación en la cual el trabajador de clase media, promedio, que sostiene al país con sus impuestos, tiene absolutamente impedido el progreso social: “Si la política no fuera un negocio, muy pocos estarían en ella. Por eso es que o se perpetúan en el poder o van saltando de puesto en puesto, anteponiendo sus intereses personales a los de las masas a las que supuestamente representan. Y mientras más tiempo se mantengan atornillados a sus cargos, más estragos causan a los pueblos. Cuando el gobernante no se corre del poder, se transforma en un déspota, y entonces comienza a representar a nadie salvo a sí mismo”.
“No podemos pedir seguridad si el que tiene que proporcionárnosla defiende y libera delincuentes. No podemos pedir educación, si muchos de los que deciden nuestros destinos no terminaron ni el secundario. No podemos pedir trabajos con sueldos dignos si los encargados de generar esos puestos nunca trabajaron. Y no podemos exigirle una salud pública de calidad a gente que jamás pisó un hospital público”, aseveró Vallejos, y sentenció: “Nada de esto va a pasar si seguimos transfiriéndole poder, con nuestro voto, a políticos de profesión. Es hora de que uno de los nuestros tome las riendas y nos represente”.
Como cierre, el militante liberal exhortó a la población a “buscar un camino diferente para nuestros hijos y nietos, con el simple objetivo de evitar el malestar que hoy en día estamos atravesando. Solo el pueblo ayudará al pueblo, y solo el pueblo podrá gestionar correctamente los intereses de sus ciudadanos. Es muy simple de entender. Porque las posibilidades que nuestros gobernantes actuales – todos ellos políticos profesionales – puedan modificar su accionar son realmente bajas”.