El volante central, de 30 años, regresa al club que lo vio dar sus primeros pasos como futbolista.
Luego de esos inicios, el mediocampista campanense pasó a Tigre, donde completó las divisiones juveniles y debutó en Primera, teniendo sobresalientes actuaciones que lo llevaron al River de Marcelo Gallardo (por el convenio firmado en su momento, el Violeta obtuvo ingresos por esa transferencia).
Sin embargo, no pudo asentarse en el Millonario y en 2017 comenzó una seguidilla de préstamos: Osasuna y Almería de España, Nacional de Montevideo, Huracán y Panetolikos de Grecia.
Finalmente, en 2022 cortó su contrato con River y “bajó” a la Primera Nacional para integrar el plantel de Instituto que logró el ascenso a la Liga Profesional. Esta temporada se sumó a Quilmes, pero rescindió al final de la primera rueda y tomó la determinación de volver a sus raíces.
Ahora llega a un equipo tan necesitado de puntos como de un volante central de presencia y jerarquía que se adueñe del mediocampo y potencie a sus compañeros.
Por lo pronto, Arzura se plegó rápidamente a los entrenamientos del plantel que conduce la dupla Gareca-Zermatten y ya sumó minutos de fútbol en el amistoso que el Violeta disputó el pasado viernes ante Flandria.