Comienza este lunes en Dolores y para la primera jornada se esperan los testimonios de Graciela y Silvino, los padres del chico de 18 años asesinado en Villa Gesell.
Las de los papás, Graciela y Silvino; la de la novia, Julieta, y las de sus amigos, los que vieron cómo, ya inconsciente, seguía recibiendo golpes, y las de los que también fueron atacados. La del chico al que mandaron preso sin que tuviera que ver y las de los otros amigos, los de la patota de rugbiers imputados. Se la vio en decenas de estremecedoras imágenes. Ahora, la muerte de Fernando Báez Sosa (18) será reavivada en cientos de voces.
Desde el lunes, los acusados de haber asesinado a golpes al adolescente, serán juzgados por un Tribunal Oral Criminal y, tal vez, por primera vez, también se los escuche a ellos, a los rugbiers, que nunca hablaron.
¿Qué podrán decir para defenderse de los roles que tuvieron la madrugada del 18 de enero de 2020? Por lo pronto, se sabe que Máximo Thomsen, de 23; Luciano Pertossi, de 21; Ciro Pertossi, de 22; Lucas Pertossi, de 23; Ayrton Viollaz, de 23; Enzo Comelli, de 22; Matías Benicelli, de 23, y Blas Cinalli, de 21, estarán en Dolores, donde se desarrollará el juicio.
El abogado Hugo Tomei, que defiende a los ocho jóvenes de la gravísima imputación que podría depararles la pena de prisión perpetua, “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas“, anticipó en una audiencia reciente en la que participaron todas las partes (él, el único vía Zoom), que todos asistirán al debate.
Por lo pronto, en la Unidad Penal 6 de Dolores acondicionan la alcaidía para alojarlos por el tiempo que dure el el juicio. Allí ya estuvieron, fue antes de que les dictaran prisión preventiva. Desde entonces permanecen en la alcaidía departamental La Plata, en Melchor Romero.
En esa misma audiencia, Tomei pidió que por cada uno de sus defendidos se dispongan dos lugares en la sala de audiencias del histórico -cumplió cien años hace un mes- Palacio de Tribunales de Dolores para los familiares. En esa misma sala se llevó adelante el juicio por el crimen de José Luis Cabezas.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 lo integran los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari. Al decir de abogados del fuero local, “un tribunal serio, correcto” que “no vacilará en desalojar la sala” si ocurriera cualquier desorden.
Este lunes 2 comienza el juicio. La apertura, los alegatos y el veredicto serán trasmitidos por el canal de YouTube de la Suprema Corte bonaerense.
El Ministerio Público estará representado por el fiscal Juan Manuel Dávila y la querella por Fernando Burlando y su equipo, Fabián Améndola, Facundo Améndola y Germán Facio.
Graciela Sosa y Silvino Báez se instalarán en Dolores desde el inicio del debate. Los jueces los oirán antes que a nadie, así comenzará la primera de las 22 jornadas previstas.
En total, serán 176 testigos. Después de los papás de Fernando, al día siguiente, será el turno de las testimoniales de Julieta Rossi, su novia, y de una docena de amigos, la mayoría testigos presenciales de lo que ocurrió esa madrugada, primero dentro del boliche Le Brique, luego en la vereda de enfrente, sobre la Avenida 3 de Villa Gesell.
Serán las voces de quienes estuvieron cerca y, en algunos casos, de quienes también fueron agredidos por los integrantes de la patota que emboscó por la espalda a Báez Sosa.
El día tres dará su testimonio Pablo Ventura, el remero que estuvo preso aún sin tener nada que ver (estaba en Zárate esa noche), solo porque uno de los rugbiers los incriminó.
Ese mismo miércoles declararán técnicos y personal de seguridad de Le Brique, también jóvenes que vieron el ataque, taxistas, comerciantes y serenos de la zona, policías que llegaron primeros al lugar y los que horas más tarde participaron de los allanamientos en la búsqueda de los agresores.
La primera semana termina con la declaración de la dueña de la casa que habían alquilado los rugbiers de Zárate, a tres calles del boliche y donde fueron detenidos al día siguiente del ataque mortal, y peritos de criminalística que participaron en la recolección de rastros.
Los testimonios que se oirán la segunda semana de juicio serán clave. Fueron llamados a declarar los responsables de diversos peritajes, desde técnicos que asistieron las cámaras en las que quedó grabado el ataque hasta los que debieron cotejar a qué zapatilla correspondía la huella que quedó dibujada en la cara de Fernando, también los médicos que determinaron qué provocó en la víctima esa patada en la cabeza.
Volverán a oírse los mensajes que se enviaron entre los imputados tras el ataque, como aquel en que uno de ellos les contaba al resto que el pibe “caducó“, y los que los técnicos de la Policía Federal pudieron rescatar de los celulares de los imputados.
Los testigos 175 y 176 que oirá el Tribunal de Dolores fueron detenidos en la casa de Gesell junto al resto de los rugbiers de Zárate, pero sobreseídos a instancias de la instrucción llevada adelante por la fiscal Verónica Zamboni: no halló evidencia que los vinculara con el asesinato.
Se trata de Juan Pedro Guarino y de Alejo Milanesi, quienes compartieron celda en Villa Gesell y prisión en Dolores hasta el sobreseimiento. Tal vez ellos puedan corroborar la hipótesis de la acusación, que habla de un acuerdo entre los imputados para “darle muerte” a Fernando, o contar algo.
Hasta ahora, como sus amigos, tampoco nunca tuvieron nada para decir. Sino las suyas, desde el lunes otras voces contarán la muerte del hijo único de Graciela y Silvino.