La muerte de un joven semanas atrás volvió a poner el foco en la problemática de las tosqueras abandonadas de la ciudad, que cuando llega una ola de calor como la que afectó Campana durante todo enero, son elegidas por muchos jóvenes y familias para bañarse, en muchos casos sin conocer el peligro que eso representa.
Las dos tosqueras que están en funcionamiento actualmente en la zona de Ruta 6, han puesto importantes medidas de seguridad para evitar el ingreso de personas a sus predios, que busquen bañarse en los sectores donde se van formando lagunas, por la extracción de tierra y tosca. Pero existen predios que no cuentan con ningún tipo de control, ni cerramiento, como la ex tosquera donde falleció Eric Fernández, a mitad de enero. Ese lugar -que es privado y nadie debería acceder- está a menos de 1 kilómetro de la Ruta 6 y no tiene cerramiento o señalización alguna. “Se la robaron, todo lo que ponemos se lo roban”, aseguró en su momento el dueño del lugar a este medio.
“La temperatura del agua suele ser muy baja”, explica un especialista, y muchas veces “las personas pueden encontrar la muerte no por ahogamiento, sino por sufrir un paro respiratorio por el shock que produce el agua a baja temperatura”, detalla.
Las tosqueras pueden tener aspecto de laguna y presentarse calmas y sin riesgo aparente, atrayentes para bañarse. Pero es importante destacar que las mismas no son producto de vertientes naturales o acumulación de agua de lluvia, sino del afloramiento del acuífero o napa freática originado por la extracción desmedida de suelo tosca.
Las cavas no sólo tienen cambios abruptos en el nivel del agua en pocos metros, sino que además poseen un tipo de suelo limo-arcillosos, que no posibilitan hacer pie. Tampoco tienen un fondo firme para que un nadador pueda impulsarse; por el contrario, los bordes y fondos resultan adhesivos, resbaladizos e imposibles de sostener pesos como los de un humano.